El aprendizaje colaborativo, es un enfoque que trata de organizar
las actividades dentro del aula para convertirlas en una experiencia social y
académica de aprendizaje. Los estudiantes trabajan en grupo para realizar las
tareas de manera colectiva. El aprendizaje en
este enfoque depende del intercambio de información entre los estudiantes, los
cuales están motivados tanto para lograr su propio aprendizaje como para
acrecentar los logros de los demás. Uno de los precursores de este nuevo modelo
educativo fue el pedagogo norteamericano Jhon Dewey, quien promovía la
importancia de construir conocimientos dentro del aula a partir de la
interacción y la ayuda entre pares en forma sistemática.
Una de las intenciones de la educación del entorno educativo
es, promover el trabajo colaborativo, mostrar sus ventajas ante determinadas
situaciones y el logro del éxito en una manera cooperativa donde se vea el
esfuerzo e integración de todos los miembros del grupo que trabajen en un
determinado momento y espacio.
El
aprendizaje colaborativo se presenta como una alternativa (en tanto metodología
dinámica, participativa, de construcción social de la personalidad) en el uso
compartido del conocimiento, en el derecho de todos a aprender de todos, en el
valor de los sentimientos. El aprendizaje colaborativo hace posible que la
igualdad de derechos se convierta en igualdad de oportunidades, pues permite
descubrir el valor de trabajar juntos, privilegia entre los estudiantes el
respeto, la tolerancia, el pensamiento crítico y creativo, la habilidad de
tomar decisiones, la autonomía y la autorregulación. Por lo tanto, el
aprendizaje colaborativo se puede considerar como un modelo educativo innovador
que propone una manera distinta de organizar lo que sucede en el aula e implica
agrupar a los estudiantes en equipos pequeños y heterogéneos, para potenciar el desarrollo de
cada uno de éstos con la colaboración de los demás miembros del equipo.
La aplicación del aprendizaje
colaborativo en el aula presenta cierta resistencia entre los estudiantes, y de
manera enfática entre los más aventajados, porque están acostumbrados a
involucrarse en una lucha de ganadores y perdedores en la que quieren ser
siempre los mejores, y en los alumnos no aventajados porque no creen que tengan
posibilidades de éxito; ambas situaciones competitivas desarrollan una
interdependencia negativa en el logro de sus propósitos de
aprendizaje. Los estudiantes también prefieren trabajar de manera
individual, en sus propios objetivos de aprendizaje; sus propósitos nada tienen
que ver con lo que hagan los demás y, de igual forma, los propósitos de los
demás nada tienen que ver con él; ésto es consecuencia lógica de la cultura del
individualismo que suele predominar en el entorno educativo.
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